Requiem por el 2019
El 2019 terminó. Tengo que confesar que el último trimestre ansiaba que llegara el 2020, me urgía que terminara un año que parecía ir de mal en peor y es que, como escribí en la entrada anterior, empezó medio mal: 1 de enero. Yo en cama, con influenza y fiebre de 39 grados, no parecía un buen augurio. me tomó unos días recuperarme y a mediados del mes me caí y tuve un esguince de segundo grado. El peor dolor de mi vida. Tuve que posponer el inicio de mi temporada, cancelar el triatlón y empezar todo de nuevo. Junio. Un tuitero que sigo desde hace mucho me metió a un grupo raro de WhatsApp donde conocí a la persona que hizo que mi vida cambiara por completo, me involucró en proyectos y cosas que me hicieron conocer gente de otro nivel, que en la vida imaginé conocer y no solo eso, he aprendido tantas cosas y me ha hecho mirar la vida desde una perspectiva diferente, convirtiéndome en una mejor versión de mi y por eso le estoy infinitamente agradecida. Agosto. Una alumna me dió el