Un día como hoy...

Un día como hoy, 11 de noviembre pero de hace un año llegué a la Ciudad de México... estaba tan emocionada y asustada a la vez pues decidí dejarlo todo atrás para vivir una de las aventuras mas grandes y espantosas de mi vida.

Verán, yo solía amar esa ciudad, la defendía a capa y espada y me enojaba con cualquiera que se atreviera a hablar mal de este extraño y fascinante lugar. Si bien nunca había vivido ahí, no era un lugar desconocido para mi ya que he pasado largas temporadas viviendo la ajetreante vida de esta gran urbe.

Visitar la Ciudad de México te cambia la vida, vivir ahí te cambia por completo. Tengo que admitir que al llegar todo es mágico, alguna vez lo escribí aquí mismo, los lugares con tanta historia tienen una vibra fascinante que con sólo mirarlos puedes sentir la energía a veces milenaria que te hace no quererte ir nunca.




Impactada con lujosas reuniones en el Piso 51, paseos con vistas magníficas, todo era tan hipnotizante. Yo me la pasaba en otras palabras "turisteando" y es que con tantas cosas que hacer quisieras que el día tuviera muchas más horas y el fin de semana más días para disfrutarlo todo.






Pero no todo es color de rosa aquí más bien todo es gris  y pronto todo cambió. El ritmo agitado de la ciudad sume a todos en un continuo estado de estrés. Una ciudad sin orden, desde el trazo laberíntico de las calles hasta su confuso y escueto reglamento de tránsito que hacen que la vuelta a la izquierda esté permitida en casi todas las calles con camellones o que las glorietas no se usen como glorietas Dios me libre de meterme de nuevo en cualquiera que esté sobre Reforma ocasionan un caos estrepitoso que vuelve a la gente agresiva y violenta.

Todos al borde del colapso nervioso, sumidos en un estado de irritabilidad provocado por el tráfico insufrible, la contaminación en todas sus formas, las marchas, las protestas, el frío, los sismos, el tiempo que nunca alcanza... De repente me vi envuelta en ese caos, en ese estado casi catatónico en el que todos se mueven.

No sé si soy muy ingenua o simplemente mi personalidad burbujeante y risueña hacían que desentonara en todas partes y pronto se hicieron notar las abismales diferencias ente mi ciudad natal y esta realidad alterna, entre mi persona y todos los demás.

Salía a correr o al menos lo intentaba pero la altura y la contaminación hacían de mi rendimiento algo patético, sin mencionar que cada que daba una vuelta al parque tenia que pasar 2 puestos de tacos y gorditas, uno de flores, un hospital y una parada de camión que entorpecía todo el circuito.

Otra gran diferencia sin duda es mi forma de pensar. Vivo en una ciudad que trabaja para vivir, todo lo que se gana aquí es para disfrutarlo, no por nada somos de las mayores ciudades comerciales del país. Somos capitalistas al mil por ciento y me atrevo a decir que el DF se inclina mucho más por el socialismo, ¡vamos! ni siquiera tienen la carrera de mercadotecnia en la UNAM. Mientras aquí se trata de gastar, allá se trata... bueno aún no se exactamente de qué se trata.

Le gente me criticaba por todo: mi acento, mis ideas, mi lugar de origen, mis gustos, por todo y ni se diga de los adjetivos que me ponían: fuereña, pueblerina, provinciana, jalisquilla (odiamos ese último más que nada) como si de verdad viviera en un pueblo.

Pero sin duda lo que más se notaba era la calidad de vida. En una escala del uno al diez mi calidad de vida en Guadalajara es 9 casi acercándose a 10, en cambio en el DF mi calidad de vida es 5, tal vez menos. No tiene un punto de comparación.



En fin, no todo es tan malo. Tengo que admitir que tiene algunas cosas buenas que jamás encontraría en ningún otro lado. ¿Sabían que el DF es la ciudad con más museos en el mundo? ¿Y qué los museos y zonas arqueológicas son gratis en domingo? Bueno pues esto es una maravilla, visité cuantos museos pude.
















Y hablando de cosas gratis, si no cuentan con mucho presupuesto para esparcimiento (o para otras cosas) el DF es el paraíso. Te regalan y prestan muchisimas cosas, empezando por las bicicletas para pasear los domingos en Reforma, además de que encontrarás clases de yoga, de zumba, de baile, etc, etc, etc.









Así que aunque tengas poco o nada de presupuesto puedes llegar caminando a muchos lugares y cabe mencionar que el paseo por si solo vale la pena. Subí a lo más alto de la catedral en un tour hermoso, subí a la Torre de Sears al café que está en lo más alto para admirar el imponente Palacio de Bellas Artes. Caminé pedaleé y conduje por Reforma infinidad de veces, tienes que hacerlo de día, de noche y con todos los climas, ya que cada vez la experiencia es diferente.








Y hablando de clima, el clima aquí es frío, muy frío. En una "cálida" tarde de junio, el termómetro en Guadalajara puede llegar hasta los 40°C mientras que en el DF ni siquiera supera los 20°C. Tengo que admitir que fue un suplicio. Casi no pude usar mi guardarropa de verano, ya que todo el tiempo hacía frío.




Otro lugar impresionante es el Monumento a la Revolución. Normalmente a la gente no le agrada, porque hay que admitir que está en un zona no muy agradable. Pero es lindo caminar una tarde por ahí y lo es más aún cuando hay luna llena y todo se llena de color y magia.








Un lugar genial para pasar un domingo en la mañana es sin duda el Mercado Roma. Es un mercado recién remodelado de un estilo ecléctico, como la misma colonia donde se encuentra. Tengo que admitir que es uno de mis lugares favoritos.









Si algo me encanta de esta ciudad es el sinnúmero de eventos que se realizan. En una ocasión paseando por Reforma ¡si! ¿pueden creerlo? me encontré con el EcoFest, no estuvo tan genial como prometía pero los stands formados de palets se llevaron un punto extra.

Otro gran plus son los conciertos, que aunque he asistido a un par de ellos, es dificil seguirles el ritmo ya que tienes que encontrar el equilibrio entre las fechas de eventos realmente divertidos, días libres y sobre todo el presupuesto, ya que son realmente caros.



Y en definitiva mi pasatiempo favorito del mundo mundial, como diría Río Roma, es ir al autódromo. Carreras, los arrancones y los test drives son lo mejor del mundo y en lo que probablemente pasé la mayoría de mi tiempo libre.


Y hablando de test drives conocí a un piloto en un test drive que tengo que reconocer que es de las pocas personas que hacen que no pierda la fe en los capitalinos. Es pequeño aún, pero tiene toda la carrera por delante y me ha hecho el día en varias ocasiones.

Mi tiempo en esta ciudad se ha agotado o tal vez mi paciencia. Tengo ya varias semanas en mi hermosa Guadalajara y por más que trato de encontrar pros para quedarme en el DF la lista de contras se hace más y más grande. Sé muy bien que cada quien habla según le va en la feria, pero a mi me fue bastante mal.  Puedo contar con los dedos de una mano a las personas que me trataron bien en todo este tiempo. Hasta a mi perro le tocó la mala vibra y no se que hubiera hecho sin él todo este tiempo, supongo que es mi amigo fiel y ahora estamos de regreso listos para la próxima aventura.



Es triste darse cuenta que las cosas no son como parecen o es que quizá nos enamoramos de un espejismo o tenemos expectativas bastante altas de las cosas y cuando abrimos los ojos nada es lo que parece.



"Nada parece tan verdadero que no pueda parecer falso" -Michel Eyquem de Montaigne




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