Requiem por el 2019
El 2019 terminó. Tengo que confesar que el último trimestre ansiaba que llegara el 2020, me urgía que terminara un año que parecía ir de mal en peor y es que, como escribí en la entrada anterior, empezó medio mal:
1 de enero. Yo en cama, con influenza y fiebre de 39 grados, no parecía un buen augurio. me tomó unos días recuperarme y a mediados del mes me caí y tuve un esguince de segundo grado. El peor dolor de mi vida. Tuve que posponer el inicio de mi temporada, cancelar el triatlón y empezar todo de nuevo.
Junio. Un tuitero que sigo desde hace mucho me metió a un grupo raro de WhatsApp donde conocí a la persona que hizo que mi vida cambiara por completo, me involucró en proyectos y cosas que me hicieron conocer gente de otro nivel, que en la vida imaginé conocer y no solo eso, he aprendido tantas cosas y me ha hecho mirar la vida desde una perspectiva diferente, convirtiéndome en una mejor versión de mi y por eso le estoy infinitamente agradecida.
Agosto. Una alumna me dió el contacto de un entrenador de triatlón. Lo tomé como una señal divina, tenía que regresar a entrenar y tal vez podría hacer triatlón el siguiente año. No puedo negar que fue duro encontrar tiempo y aguantar bloques de entrenamientos pesados, peor aún, descubrir que tienes un pésima técnica para todo lo que haces es muy frustrante pero poco a poco fui mejorando.
Octubre. Muchos no lo saben pero a inicios del año me mudé con mi ex pareja. Fue algo que definitivamente no debí de haber hecho. Todo salió mal y eso tuvo que terminar. Estaba enojada conmigo misma, porque, una vez más, tenía que volver a empezar y me rehusaba a admitirlo pero mi cuerpo lo hizo tan evidente que no pude ignorarlo. Me dió periostitis marca diablo, al grado de no poder caminar siquiera. Estaba entrenando para maratón y eso me dejó totalmente fuera 3 semanas y un par más en las que solo podía hacer entrenos muy ligeros.
Noviembre. Me sentía tan mal física y emocionalmente que abandoné toda esperanza de correr el maratón que tenía planeado. Un amigo me brindó "su apoyo" y consejo pero lo único que hizo fue hacerme sentir peor, sé que lo hizo con la mejor intención del mundo pero me sentí tan mal que lo único que podía hacer era llorar. En ese momento, lo único que quería era que pasaran los días, que el año terminara y poder empezar de nuevo. Pero el universo o Dios, no sé, me puso en el camino, bueno en el WhatsApp, a una persona a la que le debo que el último mes del año haya sido uno de los mejores, si no es que el mejor de toda mi vida. Le escribí a este amigo (no es el mismo del que hablé antes), al borde del llanto y realmente no sé como lo hizo pero sus palabras taladraron mi cerebro y fue como magia. Al día siguiente estaba corriendo de nuevo, sin dolor, sin sentirme exhausta y más motivada que nunca.
Diciembre. Llegué a Monterrey para correr mi segundo maratón. Ese viaje fue por mucho el más increíble de todos. Conocí gente maravillosa, tuve días hermosos y el día del maratón, crucé esa meta sintiéndome poderosa e invencible. Tuve los mejores 4 días de mi vida que no los cambiaría por nada y si por mi fuera los pondría en un loop infinito para quedarme ahí por siempre.
Regresé a Guadalajara con un rush de dopamina y endorfinas que hasta el día de hoy, me han hecho seguir adelante y no solo deportivamente hablando, personal y profesionalmente me tienen motivada y enfocada. Ha sido un mes maravilloso y no conforme con eso, el último día del año, las últimas horas del asombroso 2019 conocí a otra persona de la que seguro aprenderé muchísimo este 2020.
Y así mi año, de empezar medio mal, convertirse en un desastre, mejorar un poco para luego volverse horrible y cerrar con semanas y días extraordinarios ha sido como una montaña rusa. Me dejó tantas personas sorprendentes, de esas personas que hacen que tu vida sea asombrosa, que hacen que olvides todos los tropiezos, los errores y los malos días. A todos ellos, les agradezco las charlas, las aventuras y los días locos que hemos tenido, han hecho de mi 2019 un año verdaderamente mágico.
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2019 is over. I have to confess that the last quarter I was looking forward to 2020, I was urged to end a year that seemed to go from bad to worse and that, as I wrote in the previous post, started really bad:
January 1st. I was in bed, with influenza and 39 degrees fever. Did not seem a good omen. It took me a few days to recover and in the middle of the month I fell and had a second degree sprain. The worst pain of my life. I had to postpone the start of my season, cancel triathlon and start all over again.
June. A tweetstar that I have been following for a long time got me into a rare WhatsApp group where I met the person who turn my life around. I got involved in projects and things that made me meet people from a different level, people I have never imagined to meet and not only that, I have learned so many things and it has made me look at life from a different perspective, becoming a better version of me and for that I am infinitely grateful.
August. A student gave me the contact of a triathlon coach. I took it as a sign, I had to go back to training and maybe I could do triathlon next year. I can not deny that it was hard to find time and endure heavy training blocks, worse still, discovering that you have a terrible technique for everything you do is very frustrating but I was improving a little bit each day.
October. Many do not know but at the beginning of the year I moved in with my ex. It was something I definitely shouldn't have done. Everything went wrong and that had to end. I was angry at myself, because, once again, I had to start all over and I refused to admit it but my body made it so obvious that I couldn't ignore it. I got periostitis. It was so bad that wasn't even able to walk. I was training for a marathon and that got me out for 3 weeks and a couple more where I could barely jog for a little while.
November. I felt so bad physically and emotionally that I abandoned all hope of running the marathon I had planned. A friend gave me "his support" and advice but he made me feel worse. I know he did it with the best intention but I felt so bad that all I could do was cry. At that time, all I wanted was for the days to pass, for the year to end and to start over. But the universe or God, I don't know, put me on the road, well on WhatsApp, a person to whom I owe that the last month of the year was one of the best, if not the best of all my life. I wrote to this friend (not the same one I talked about before), nearly crying and I really don't know how he did it but his words drilled my brain and it was like magic. The next day I was running again, without pain, without exhaustion and more motivated than ever.
December. I arrived to Monterrey to run my second marathon. That trip was by far the most incredible I ever had. I met wonderful people, I had beautiful days and the day of the marathon, I crossed that goal feeling powerful and invincible. I had the best 4 days of my life that wouldn't trade them for anything in the world and if it were for me I would put them in an infinite loop to stay there forever.
I returned to Guadalajara with a rush of dopamine and endorphins that until today, have made me move forward and not only sportingly speaking, personally and professionally they have motivated me and focused. It has been a wonderful month and not satisfied with that, on the last day of the year, the last hours of the amazing 2019 I met another person that I'm sure I will learn a lot from him this 2020.
And so that was my year. Starting bad, becoming a disaster, improving a bit and then becoming horrible and closing with extraordinary weeks and days has been like a roller coaster. It left me so many people, that kind of people who make your life amazing, that make you forget all the setbacks, mistakes and bad days. To all of them, I thank you for the talks, adventures and crazy days we have had, making my 2019 a truly magical year.
1 de enero. Yo en cama, con influenza y fiebre de 39 grados, no parecía un buen augurio. me tomó unos días recuperarme y a mediados del mes me caí y tuve un esguince de segundo grado. El peor dolor de mi vida. Tuve que posponer el inicio de mi temporada, cancelar el triatlón y empezar todo de nuevo.
Junio. Un tuitero que sigo desde hace mucho me metió a un grupo raro de WhatsApp donde conocí a la persona que hizo que mi vida cambiara por completo, me involucró en proyectos y cosas que me hicieron conocer gente de otro nivel, que en la vida imaginé conocer y no solo eso, he aprendido tantas cosas y me ha hecho mirar la vida desde una perspectiva diferente, convirtiéndome en una mejor versión de mi y por eso le estoy infinitamente agradecida.
Agosto. Una alumna me dió el contacto de un entrenador de triatlón. Lo tomé como una señal divina, tenía que regresar a entrenar y tal vez podría hacer triatlón el siguiente año. No puedo negar que fue duro encontrar tiempo y aguantar bloques de entrenamientos pesados, peor aún, descubrir que tienes un pésima técnica para todo lo que haces es muy frustrante pero poco a poco fui mejorando.
Octubre. Muchos no lo saben pero a inicios del año me mudé con mi ex pareja. Fue algo que definitivamente no debí de haber hecho. Todo salió mal y eso tuvo que terminar. Estaba enojada conmigo misma, porque, una vez más, tenía que volver a empezar y me rehusaba a admitirlo pero mi cuerpo lo hizo tan evidente que no pude ignorarlo. Me dió periostitis marca diablo, al grado de no poder caminar siquiera. Estaba entrenando para maratón y eso me dejó totalmente fuera 3 semanas y un par más en las que solo podía hacer entrenos muy ligeros.
Noviembre. Me sentía tan mal física y emocionalmente que abandoné toda esperanza de correr el maratón que tenía planeado. Un amigo me brindó "su apoyo" y consejo pero lo único que hizo fue hacerme sentir peor, sé que lo hizo con la mejor intención del mundo pero me sentí tan mal que lo único que podía hacer era llorar. En ese momento, lo único que quería era que pasaran los días, que el año terminara y poder empezar de nuevo. Pero el universo o Dios, no sé, me puso en el camino, bueno en el WhatsApp, a una persona a la que le debo que el último mes del año haya sido uno de los mejores, si no es que el mejor de toda mi vida. Le escribí a este amigo (no es el mismo del que hablé antes), al borde del llanto y realmente no sé como lo hizo pero sus palabras taladraron mi cerebro y fue como magia. Al día siguiente estaba corriendo de nuevo, sin dolor, sin sentirme exhausta y más motivada que nunca.
Diciembre. Llegué a Monterrey para correr mi segundo maratón. Ese viaje fue por mucho el más increíble de todos. Conocí gente maravillosa, tuve días hermosos y el día del maratón, crucé esa meta sintiéndome poderosa e invencible. Tuve los mejores 4 días de mi vida que no los cambiaría por nada y si por mi fuera los pondría en un loop infinito para quedarme ahí por siempre.
Regresé a Guadalajara con un rush de dopamina y endorfinas que hasta el día de hoy, me han hecho seguir adelante y no solo deportivamente hablando, personal y profesionalmente me tienen motivada y enfocada. Ha sido un mes maravilloso y no conforme con eso, el último día del año, las últimas horas del asombroso 2019 conocí a otra persona de la que seguro aprenderé muchísimo este 2020.
Y así mi año, de empezar medio mal, convertirse en un desastre, mejorar un poco para luego volverse horrible y cerrar con semanas y días extraordinarios ha sido como una montaña rusa. Me dejó tantas personas sorprendentes, de esas personas que hacen que tu vida sea asombrosa, que hacen que olvides todos los tropiezos, los errores y los malos días. A todos ellos, les agradezco las charlas, las aventuras y los días locos que hemos tenido, han hecho de mi 2019 un año verdaderamente mágico.
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2019 is over. I have to confess that the last quarter I was looking forward to 2020, I was urged to end a year that seemed to go from bad to worse and that, as I wrote in the previous post, started really bad:
January 1st. I was in bed, with influenza and 39 degrees fever. Did not seem a good omen. It took me a few days to recover and in the middle of the month I fell and had a second degree sprain. The worst pain of my life. I had to postpone the start of my season, cancel triathlon and start all over again.
June. A tweetstar that I have been following for a long time got me into a rare WhatsApp group where I met the person who turn my life around. I got involved in projects and things that made me meet people from a different level, people I have never imagined to meet and not only that, I have learned so many things and it has made me look at life from a different perspective, becoming a better version of me and for that I am infinitely grateful.
August. A student gave me the contact of a triathlon coach. I took it as a sign, I had to go back to training and maybe I could do triathlon next year. I can not deny that it was hard to find time and endure heavy training blocks, worse still, discovering that you have a terrible technique for everything you do is very frustrating but I was improving a little bit each day.
October. Many do not know but at the beginning of the year I moved in with my ex. It was something I definitely shouldn't have done. Everything went wrong and that had to end. I was angry at myself, because, once again, I had to start all over and I refused to admit it but my body made it so obvious that I couldn't ignore it. I got periostitis. It was so bad that wasn't even able to walk. I was training for a marathon and that got me out for 3 weeks and a couple more where I could barely jog for a little while.
November. I felt so bad physically and emotionally that I abandoned all hope of running the marathon I had planned. A friend gave me "his support" and advice but he made me feel worse. I know he did it with the best intention but I felt so bad that all I could do was cry. At that time, all I wanted was for the days to pass, for the year to end and to start over. But the universe or God, I don't know, put me on the road, well on WhatsApp, a person to whom I owe that the last month of the year was one of the best, if not the best of all my life. I wrote to this friend (not the same one I talked about before), nearly crying and I really don't know how he did it but his words drilled my brain and it was like magic. The next day I was running again, without pain, without exhaustion and more motivated than ever.
December. I arrived to Monterrey to run my second marathon. That trip was by far the most incredible I ever had. I met wonderful people, I had beautiful days and the day of the marathon, I crossed that goal feeling powerful and invincible. I had the best 4 days of my life that wouldn't trade them for anything in the world and if it were for me I would put them in an infinite loop to stay there forever.
I returned to Guadalajara with a rush of dopamine and endorphins that until today, have made me move forward and not only sportingly speaking, personally and professionally they have motivated me and focused. It has been a wonderful month and not satisfied with that, on the last day of the year, the last hours of the amazing 2019 I met another person that I'm sure I will learn a lot from him this 2020.
And so that was my year. Starting bad, becoming a disaster, improving a bit and then becoming horrible and closing with extraordinary weeks and days has been like a roller coaster. It left me so many people, that kind of people who make your life amazing, that make you forget all the setbacks, mistakes and bad days. To all of them, I thank you for the talks, adventures and crazy days we have had, making my 2019 a truly magical year.
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