Disfruten!

El otro día caminaba por un  conocido tianguis de esta ciudad. Estaba observando un puesto cuando de repente pasó una señora con su hija, una niña de no más de 9 años. Sentí una profunda tristeza cuando la niña muy consternada le reclamaba a su madre: “pero mamá me tienes que comprar unos aretes que hagan juego con mi vestido, porque ninguno de los tengo le queda bien”.
¿Por qué me sentí triste? Porque en ese momento recordé cuando yo tenía unos 8 o 9 años. Si mis cálculos son correctos tendría que haber estado cursando 3° o 4° de primaria y no recuerdo todos los detalles de esos años pero algo que recuerdo con claridad es que creo que lo que menos me importaba en ese entonces era si mis aretes combinaban con mi vestido.
Yo era una niña feliz. Mis únicas preocupaciones en ese entonces (que no fue hace tantos años) eran tener buenas calificaciones, hacer la tarea para poder ver la tele por las tardes y esperar con ansias el viernes para “descansar” de la escuela. Así que imaginen mi tristeza al ver que esa niña se estaba preocupando por cosas mundanas que, a mi punto de vista, no le corresponde vivir todavía.
Platiqué esta historia con mis amigas. Y todas estamos de acuerdo que es tan triste ver a los niños de hoy, tratando de vivir como adultos, adelantados en las etapas de la vida. Y no tuve que ir tan lejos. Mi hermano que tiene 21 años, me dijo un día tristemente: estoy tan aburrido que ya no se qué hacer, ya lo he hecho todo, ya no quiero ir de antro, ya estoy harto del internet, ya no quiero ir a fiestas. ¡Estoy harto!
¡Qué tristeza!  Los jóvenes están hartos de la vida, están cansados y tristemente buscan algo “emocionante” que hacer o en el peor de los casos adoptan actitudes autodestructivas para poder sentirse vivos.
Hago una atenta invitación a todos los que tienen hijos pequeños, y no tan pequeños, y los que serán padres en un futuro no tan lejano que por favor no hagan todo los que sus hijos les pidan, que no cumplan todos sus caprichos solo para quedar bien con ellos. Denles todo lo que necesitan, no todo lo que quieran. Permitan que vivan su infancia y que sean felices. Tal vez se enojen un poco al principio pero después lo agradecerán. Créanme!
Yo fui muy feliz cuando era niña, y lo sigo siendo ahora. Y algunas veces añoro esos días libres de preocupaciones, cuando hasta el más simple detalle me hacia sonreír. A veces es necesario regresar y vivir  y pensar como niño. Intenten un día ver las caricaturas. Caminar por el pasto descalzos y rodar. Volar un papalote. Hacer burbujas de jabón. Verán lo divertido que es y como aunque sea por un rato pueden olvidar todas las responsabilidades y el estrés de la vida adulta. Disfruten!

Comentarios

Entradas populares de este blog

Thoughts of 13 Reasons Why

No es el hecho...

Expectativas