Razonando

El día de hoy tengo mucho que escribir, han pasado tantas cosas que no podría ponerlas todas en una sola entrada así que lo dividiré por partes.

Como sabrán tomo clases de equitación y todas las semanas los caballos (y mi entrenador) me dan una lección valiosa que curiosamente no tienen nada que ver con los caballos. La semana pasada fue una de las lecciones más valiosas que he aprendido.

Verán, se supone tenia que galopar en el caballo y por alguna razón no lograba que el caballo galopara, a lo más que llegaba era a trotar pero de repente volvía a caminar o de plano se paraba en seco, sobre todo cuando estaba a punto de alcanzar la velocidad correcta. Mi entrenador me preguntaba que cual era el problema, porque no galopaba y la verdad es que tenía miedo. -¿Miedo a qué?- Me decía. Honestamente no tenía ni la menor idea. Sólo sabía a lo que no le tenía miedo: no era a caerme, no era a lastimarme, definitivamente no era al caballo. -Tu miedo es irracional- me dijo. Tengo que admitir que era un buen punto. Y entonces dijo otras sabías palabras: deja de analizarlo todo, tu cerebro es el único que te detiene.

Auch. La verdad me dolió eso, porque es tan cierto. Para acabar con la historia no logré vencer mi estúpido miedo y no puede galopar. Pero al regresar a mi casa comencé a pensar y pensar y pensar que era eso que me detenía, y efectivamente era mi cerebro. ¿Cuantas veces  por darle mil vueltas al asunto perdemos la oportunidad? A mi me pasa muchas veces, si no es que todo el tiempo.

Soy una persona analítica en exceso, parece que mi hemisferio derecho no funciona y tiendo a pensar y razonar todo lo que voy a hacer, siempre tengo que encontrar la lógica en las acciones y eso es tan limitante. Los niños carecen de ese raciocinio y es por eso que les pasan tantos accidentes, no miden el peligro pero son muy valientes, no le temen a nada. Supongo que cuando vas creciendo empiezas a racionalizar todo y evaluar los riesgos que la mayoría de las veces son limitantes. Es verdad que eso nos salva de muchas desgracias como quemarnos con la estufa o electrocutarnos pero a la hora de tomar decisiones solo pone límites y perdemos la oportunidad.

Últimamente he tratado de vencer mis miedos pero es tan difícil. Se supone que hay que hacer una cosa a la que le tengas miedo todos los días. Este año sin duda he vencido bastantes pero aún me falta... sólo espero que la próxima vez pueda galopar.

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