Requiem por el 2013

Termina un año más. La vida pasa más rápido de lo que podemos imaginar. Este año, año non, como ya es costumbre, fue uno de los mejores que he tenido. Si bien, ha sido una combinación de experiencias buenas y malas, he aprendido bastante, mucho más que el resto de los años que he vivido.

Creo que la primera parte del año fue un poco caótica, verán, estaba en mi zona de confort: tenia un trabajo estable el cual me gustaba mucho pero no había mucha posibilidad de crecimiento, tenía una pareja estable o al menos eso pensaba, tenía una rutina bastante agradable, en fin todo estaba "equilibrado". Conforme se fue acercando el verano, mi vida comenzó a desequilibrarse y caí en un espiral de caos, descontrol y autodestrucción que me cambió la vida:

Corrí mi primera carrera, 5km, no fue mucho pero fue definitivamente un gran logro y como recitaba el slogan de dicha carrera "este es sólo el principio de muchas metas más". Esto me dio una nueva visión y una sensación de poder inimaginable, así que me aventuré en el ambicioso, caótico y despiadado mundo de los negocios estableciendo mi propia empresa. Así que renuncié a mi trabajo estable para volverme entrepreneur. A menos de un año de iniciar actividades tengo que admitir que me ha ido bastante bien pero es sumamente difícil el inicio como todo, y hay que trabajar aún más duro para poder crecer.

Creo que el poder es sumamente adictivo, tener tanto control sobre la vida te vuelve un poco o un mucho ambicioso y bueno, no sé en que momento comencé a cambiar y esa sensación de estabilidad se esfumó, tanto de mi vida profesional como personal, mi relación terminó y me encontraba sola por el mundo. Honestamente me aterré, moría de miedo todos los días y comencé a desenterrar fantasmas del pasado, porque la idea de ir sola por el mundo era inconcebible para mi. Fue un error garrafal volver a mirar el pasado, cuando es sólo eso, momentos congelados en la mente que jamás volverán. Perdí el control. Me sentía como Alicia en el País de las Maravillas cayendo por el agujero del conejo, de repente me encontré girando y girando sin control, sin rumbo, sin propósito, escuchando y haciendo lo que los demás me decían, pero nada de lo que yo quería, hasta que...

Hasta que regresé a las clases de equitación, todo tomó sentido, todas las piezas comenzaron a encajar, me enfoqué en una sola cosa a la vez y comprendí que sólo tenemos control sobre nosotros mismos, sobre nada ni nadie más.

Aprendí a vivir la vida por mi misma, no para nadie ni por nadie más, recibí uno de los regalos más preciados para mi: la paciencia. Siempre he sido impaciente y ahora vivo la vida un poco más lento, pero eso es bueno, siempre y cuando no te detengas nunca.

Comencé a cerrar círculos que sólo me hacían daño, empecé a disfrutar de las cosas cotidianas de la vida, a bailar bajo la lluvia, a no mirar atrás y a aceptar que ciertas cosas son inevitables e ineludibles en esta vida, así que no queda más que sonreír y aprender a reconocer las pequeñas señales y a tomar las oportunidades que nos da la vida.

Y así, de repente comenzó mi serie de eventos afortunados hasta que me mudé al Df. Es cierto que ya tenía tiempo queriendo vivir en esta maravillosa ciudad pero la forma en la que llegué fue impresionante, agradezco infinitamente a la persona que hizo esto posible, ahora no creo que haya podido ser de otra manera.

Si bien el futuro es incierto, es más prometedor que nunca. Cientos de proyectos se están cocinando, y por primera vez en mi vida los veo más posibles que nunca.

Si tuviera que calificar este año, definitivamente le pondría 10/10, no cambiaría nada, absolutamente nada, ni siquiera los fracasos, porque sin ellos no hubiera aprendido valiosas lecciones de vida.

Ahora un nuevo año comienza y las posibilidades son infinitas!


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