Goce alternativo
Pues bien, el fin de semana pasado fue por mucho uno de los mejores y sumamente extraños de mi vida.
Mi travesía comenzó con una cena de hamburguesas en la Zona Rosa. Después aterricé en un bar-billar muy cerca de allí. Tengo que admitir que desde ahí ya fue todo mágico. Verán en Guadalajara no existen ese tipo de billares. Todos allá o por lo menos en todos los que me ha tocado ir o son bares o son billares. La combinación de mesas de billar y mesas para sentarte a pistear es bastante rara. Ya había ido a uno en la Condesa y la verdad que son lugares bastante agradables. El de la Zona Rosa en particular me encantó, primero porque tenían el partido de los Patriotas en las pantallas y en segunda porque la música era bastante buena al menos para mi, que me encanta bailar y cantar.
Después de unas cuantas rondasbastante malas de juego salimos de ahí y nos dirigimos a un lugar completamente diferente, un lugar dentro de la jungla asfáltica, en el corazón de la ciudad de los tlacoyos: El Marrakech.
Si no son habitantes de la Ciudad de México probablemente nunca hayan escuchado acerca de este fascinante lugar. Se trata de un bar/antro muy popular entre la comunidad LGBTTTI en el que se respira un aire de tolerancia ya que todos son bienvenidos sin prejuicios. Honestamente nunca había ido a un lugar así. Si bien conocía uno que otro lugar parecido en mi ciudad natal, definitivamente este se los lleva a todos.
La cantidad de gente ahí es inimaginabley asfixiante, todos se mezclan sin importar la clase social ni la orientación sexual y las etiquetas se quedan fuera. La música es genial, rolas nuevas con algunas noventeras, que para mi que estoy en mis 20's quedan geniales y me hacen recordar mis años de adolescencia.
Cabe mencionar que la cantidad de alcohol que yo bebo es cercana a cero y aún así tuve una noche fantástica, con muchos Jesus Christ! y OMG! a lo largo de la velada (ya saben, a veces sale a relucir mi lado mocho tapatio) pero siempre es bueno conocer todo tipo de lugares. Sin duda volvería a este lugar, pero mientras tanto tan sólo fue otra crónica chilanga.
Mi travesía comenzó con una cena de hamburguesas en la Zona Rosa. Después aterricé en un bar-billar muy cerca de allí. Tengo que admitir que desde ahí ya fue todo mágico. Verán en Guadalajara no existen ese tipo de billares. Todos allá o por lo menos en todos los que me ha tocado ir o son bares o son billares. La combinación de mesas de billar y mesas para sentarte a pistear es bastante rara. Ya había ido a uno en la Condesa y la verdad que son lugares bastante agradables. El de la Zona Rosa en particular me encantó, primero porque tenían el partido de los Patriotas en las pantallas y en segunda porque la música era bastante buena al menos para mi, que me encanta bailar y cantar.
Después de unas cuantas rondas
Si no son habitantes de la Ciudad de México probablemente nunca hayan escuchado acerca de este fascinante lugar. Se trata de un bar/antro muy popular entre la comunidad LGBTTTI en el que se respira un aire de tolerancia ya que todos son bienvenidos sin prejuicios. Honestamente nunca había ido a un lugar así. Si bien conocía uno que otro lugar parecido en mi ciudad natal, definitivamente este se los lleva a todos.
La cantidad de gente ahí es inimaginable
Cabe mencionar que la cantidad de alcohol que yo bebo es cercana a cero y aún así tuve una noche fantástica, con muchos Jesus Christ! y OMG! a lo largo de la velada (ya saben, a veces sale a relucir mi lado mocho tapatio) pero siempre es bueno conocer todo tipo de lugares. Sin duda volvería a este lugar, pero mientras tanto tan sólo fue otra crónica chilanga.
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